
Texto: Natalia Sánchez, Pequeño Mundo.
A veces cuando una Madre de Día también es mamá y comparte momentos con su hijo y los pequeños de la casita surgen momentos complicados.
En ocasiones por un lado te reclama tu hijo y también los pequeños de la casita. Son situaciones difíciles de gestionar, pero eso les enseña a los hijos de la Madre de Día lo bonito que es dar amor y cariño, lo bonito que es ayudar a alguien cuando lo necesita, lo bonito que es abrazar, acompañar y calmar.

Una noche,como otras tantas, en las que los dos estábamos en la cama ,en el momento de abrazos, de «te quieros» y risas cómplices antes de dormir el me pregunto:
– Mamá quieres a los niños de la casita más que a mí?
El corazón se me encogió, los ojos se me llenaron de lágrimas, tras respirar y abrazarle, conteste:
– No mi vida, claro que les quiero, pero tú eres el niño a quien más quiero del mundo. Los niños de la casita no pueden estar con sus papás todo el tiempo y mientras ellos trabajan necesitan que les abrace, que les duerma en brazos, que les dé el biberón, que les animé a conseguir sus logros… A que a ti también te gustaría que cuando papá y mamá no están alguien te abrazará, te cuidará o se quedará a tu lado hasta que te durmieras?
– Si- me contestó.
Se me encogió el corazón con esa pregunta, pero esa pregunta estaba llena de sentido respecto a esta profesión.

Por que una madre de día es eso, somos quienes arropamos, quienes abrazamos, quienes pasamos horas con ellos en brazos cuando no están los brazos de sus papás, quienes adoptamos posturas imposibles y dolorosas cuando necesitan dormir en nuestros brazos, las que porteamos y a la vez tiramos de un carro gemelar.
Hay momentos duros, tanto el cuerpo como la mente lo nota, pero lo que ve él me anima a seguir y a amar esta profesión, por que vio que su mamá daba amor, daba calor, protección y cuidados a otros niños tal y como lo hago con él.
Haciendo esto cada día me siento feliz por poner mi granito de arena por un mundo mejor, con amor, con ayuda, con cooperación y respeto.
Una Madre de día es eso, una Madre cuando papá y mamá no están.
Y todo ello con profesionalidad, legalidad y calidad.
Por que los niños y niñas se merecen todo lo mejor y darles una crianza con cariño, con respeto y acompañándoles en cada escalón es nuestra labor como adultos.