Texto: Asociación Madres de Día de Madrid.
Las madres de día somos por lo general personas sosegadas. Personas que actuamos desde la calma; como nos enseñan cada día los niños y niñas con los que trabajamos en las iniciativas. Personas que actuamos desde el respeto; como llevamos impreso en nuestro ADN. Pero cuando nos tocan una fibra sensible, sentimos la necesidad de alzar nuestra voz y rebelarnos. Porque es justo defendernos. Eso sí, siempre con la asertividad que nos caracteriza.
Nos remueve cuando leemos manifiestos como el último firmado por las organizaciones patronales: ACADE, CECEI, EyG, CECE, FCIC, SALVEM 0-3 y los sindicatos: CCOO, FeSP-UGT, FSIE y USO, sobre los Centros de Asistencia y Educación Infantil Privados de la etapa 0-3 años, exigiendo la convocatoria de una mesa de negociación con el Ministerio de Educación
encabezado por Celaá.
Los firmantes de dicho manifiesto advierten de la “situación crítica” por la que están atravesando estos centros como consecuencia de la pandemia provocada por la irrupción del Covid-19 en la sociedad. Situación que, según afirman, se ha visto agravada, por un lado, por el “descenso de la natalidad” y, por otro, por la “competencia desleal” de “centros autorizados y no autorizados pero que invaden ilícitamente el espacio de la educación infantil”, en cuyo saco nos meten.

Pues bien. Desde la Asociación de Madres de Día de Madrid (AMADIMA) queremos mostrar nuestra solidaridad con estos centros, ya que la situación afecta muy especialmente a un colectivo tan desprotegido como ha sido históricamente el de las educadoras infantiles. Y nos solidarizamos también por el hecho de que sus matriculaciones hayan descendido hasta más del 80% motivado por el miedo al virus.
Pues bien, este documento hace especialmente daño a nuestro colectivo en la Comunidad de Madrid, donde sí contamos con regulación. Aquí las madres de día estamos autorizadas por la Consejería de Políticas, Familia y Asuntos Sociales como un servicio más de atención y cuidado de la primera infancia. Y aquí recibimos inspecciones por parte del CIRA, nuestro órgano regulador, y cumplimos con toda la documentación y medidas necesarias exigidas para acoger en nuestro hogar a la población de 0 a 3 años. Entre otras cosas, porque si no lo hiciéramos no pasaríamos la inspección y nos cerrarían el proyecto.

Pero lo que no admitimos bajo ningún concepto es que se nos tilde de “competencia desleal”. Y ahí nos colocan junto a ludotecas y “otros establecimientos”, que, según ellos, no cuentan “con la autorización de la administración educativa competente”.
Es cierto que en la mayoría de comunidades – exceptuando Navarra y las zonas rurales de Galicia- la situación en que se halla nuestro colectivo es de vacío legal y desde Madrid estamos peleando codo con codo para que el reconocimiento llegue a toda España.
Porque señores firmantes del manifiesto. Admítanlo. El remedio a la precariedad que sufre el sector de la educación infantil no es quitar de en medio a las madres de día, algo que como ustedes dicen llevan denunciando durante más de 8 años a Comunidades autónomas y Ayuntamientos. Y la culpa no es tampoco nuestra.
¿No será que las familias también se han dado cuenta de que las ratios que soportan en las escuelas infantiles son absolutamente inviables en una población tan sensible?
¿No será que prefieren que sus bebés sean acogidos en espacios más pequeños por profesionales de la educación y ratios máximas de 4 niños/as?
No decimos que sus espacios sean inseguros. En el manifiesto inciden en que sus centros son espacios seguros, que cumplen con todos los protocolos socio-sanitarios, cosa que no ponemos en duda. Decimos que, por cada educadora infantil en, según qué tramo de edad, puede haber una carga de hasta 20 niños/as.
¿De verdad eso satisface las necesidades de la primera infancia?
Por eso no vamos a permanecer calladas escuchando afirmaciones injustas y falsas dirigidas hacia nuestro colectivo. En la Comunidad de Madrid SÍ estamos reguladas y autorizadas, señores firmantes del manifiesto.
Y por eso no vamos a admitir que nos tilden de “centros no autorizados”.
Basta ya de atacar a un colectivo tan necesario para la primera infancia como es el de las madres de día.

Sí, señores. Es cierto que la pandemia nos está dando un impulso. Pero por una cuestión lógica. En comunidades como Madrid donde, repetimos, contamos con un marco legal desde 2015, tenemos proyectos respetuosos con ratios bajitas de compañeras y compañeros con toda la documentación y las medidas en regla. ¿No será que por eso las familias nos están llamando más? Nosotras no recibimos ayudas de las instituciones. Somos centros privados que cotizamos a la seguridad social en la mayoría de los casos como personas autónomas. No arrojen afirmaciones que no son ciertas. Porque nos hacen daño. ¿Por qué no admiten que somos una opción más? ¿Por qué no defienden sus derechos sin menoscabar los nuestros?
Ojalá no se cumpla su pronóstico apocalíptico de la destrucción del sector educativo infantil. Pero si las circunstancias llevaran a ello, no culpen a nuestro colectivo y dejen elegir a las familias lo que creen que es mejor para sus hijos/as.
Un aporte muy interesante. Gracias por la ilustración. Un cordial saludo.
Muchas gracias.