Al aire libre.

Al aire libre.

Texto: Silvia López, La Casa de LuMa

Las madres de día salimos al exterior todos los días del año.

Da igual el tiempo que haga.

Salimos al parque, al campo (si tenemos cerca), paseamos por las calles del barrio, vamos a comprar el pan, fruta, o a la farmacia. Saludamos a nuestros vecinos, al barrendero. Nos maravillarnos con el camión de la basura o la excavadora de la obra cercana. Nos quedamos horas mirando un hormiguero, damos de comer a los patos, paseamos al perro. Notamos el viento helado en la cara, nos protegemos del sol con crema solar, gorra y sombra de los árboles en verano. Manipulamos arena, tierra, palos, piedras.  Saltamos en los charcos, trepamos, nos balanceamos, nos deslizamos por el tobogán.


Aprendemos a parar y mirar en los pasos de peatones, a identificar cuando cruzar en el semáforo. Vamos de la mano, o agarrados a unas cintas sujetas al carrito.
Cuánto da de sí una «simple» salida al exterior, ¿no?

Para ello cada madre de día se organiza a su manera. Algunas tienen un carrito gemelar, otras un carro tipo carretilla, otras un remolque- carro de bici. También, si son muy pequeños, utilizamos portabebes ergonómicos, ¡menudas siestas se pegan los bebés en nuestros brazos mientras paseamos!


La normativa nos pide que nuestro hogar cuente con ascensor o salida accesible, y es de lógica ya que nos encontramos solas con cuatro menores, alguno incluso aún no anda solo o lo hace torpemente. Aún así la experiencia hace que cada una tengamos nuestros trucos para salir de casa (sujetamos al puerta del portal con un pie mientras empujamos el carro para sacarlo a la calle, ¿qué madre o madre de día no se ha visto en esto?)

En el carrito, o en una mochila, llevamos material o juegos para el parque, como cubos, palas, pelotas…juegos que sabemos que a los niños les interesan y que pueden ir cambiando a lo largo del curso, adaptándonos a sus intereses.
También llevamos ropa de cambio, pañales, toallitas…¡nunca sabes dónde tendremos que cambiarles! Hay madres de día que les dan un tentempié en el parque, y lo que nunca nos debemos olvidar es el agua (tanto para beber como para limpiar alguna heridita, ¡o jugar en verano con ella!)


Hablando de heridas, no nos tenemos que olvidar de llevar un botiquín con todo lo imprescindible.


Otra cosa a tener en cuenta es que salimos al exterior con niños que no son nuestros hijos, así que debemos portar una autorización de sus padres, ya sea el contrato que firmamos ambas partes o una autorización específica para estos menesteres.


Hemos dicho que salimos todos los días del año.
Todos.

Por eso a las familias les pedimos que traigan ropa adecuada para las diferentes estaciones del año. Para el invierno y días lluviosos, los niños tienen unos monos o pantalones de lluvia y chubasqueros o abrigos impermeables. Existen muchos tipos, pero lo importante es que sean de su talla. Es verdad que no es una prenda barata, pero los niños pasan mucho tiempo con ello puesto y tienen que estar cómodos. Y cómodas también deben ser las botas de agua, por esa misma razón. Yo suelo pedir a mis familias una botas impermeables de nieve para invierno, por eso de que los pies estén calientes, y las típicas de agua para la primavera y el otoño. ¡Este ha sido un año en el que hemos jugado con nieve, charcos, barro… la mar de equipados!


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