Jugando en libertad
Texto y fotos: Mar Lombo, de La Casita de Ro.

«Vamos al parque y es que siempre juega solo y no con otros niños» Esta es una frase muy habitual entre los papás y las mamás.
Tengamos en cuenta la edad del niño. Generalmente esta frase la escuchamos en torno a niños de 2- 3 años de edad que, parece al igual que mucha otras cosas (como por ejemplo el control de ESFÍNTERES), es la barrera para que el niño coincida con otros niños y tenga que jugar, como se dice coloquialmente «impepinablemente» con el niño o la niña de al lado.
¡Cuántos impepinables vivimos en esta vida!

La infancia no es como un pastel (tampoco los adultos lo somos). Unos 250 de harina, 200 de leche y al horno a 180 grados durante 40 minutos. Cada pequeñ@ tiene su ritmo y cada pequeñ@, al igual que en su desarrollo motor, como decían nuestras abuelas, andará cuando «le toque», pues también cada pequeñ@ jugará con otr@s cuando esté preparado y sea el/ella quién lo decida.
Si es cierto que suele ocurrir en un rango de edad, pero es solo eso, un rango.
L@s niñ@s antes que conectar con los otros necesitan conectar consigo mismos para jugar, necesitan escuchar sus necesidades internas para poder ponerlas en práctica. Necesitan dar prioridad a ese deseo de jugar a tal o cual cosa que les dicta su interior y para eso deben hacerlo sol@s. Precisan atender a su interior e interpretar lo que les interesa de verdad en ese momento. Porque así, se aprende y ese aprendizaje estará bien cimentado porque ha surgido de la propia iniciativa y el propio querer.

Cuando vemos que se pasan el día metiendo fichas en un bote, es que tiene esa necesidad, cuando observamos que colecciona objetos en un cuenco, es que tiene esa necesidad, cuando hacen filas o torres, es que tiene esa necesidad. Es como un circuito que se retroalimenta y que los seres humanos «traemos de fabrica».
Cuando los adultos alentamos para que jueguen y compartan su juego con otros (quizás porque creemos que es lo políticamente correcto) y establecemos de manera inconsciente y con buena fé «las necesidades» que no surgen del niño o niña en ese momento, solo estamos entorpeciendo. Quizás solo debemos limitarnos a acompañar ese proceso de juego solo y juego social, desde el respeto.
Y cuando ellos quieran, estén preparados y de manera espontánea y natural surja «esa necesidad» jugarán con sus iguales.
